Reseña: Nunca me abandones; Kazuo Ishiguro

Título: Nunca me abandones
Título original: Never let me go
Autor: Kazuo Ishiguro
Editorial: Anagrama
Año: 2005
Precio: $218.00 (moneda mexicana)











A primera vista, los jovencitos que estudian en el internado de Hailsham son como cualquier grupo de adolescentes. Practican deportes, tienen clases de arte y descubren el sexo, el amor y los juegos del poder. Hailsham es una mezcla de internado victoriano y de colegio para hijos de hippies de los años sesenta donde no dejan de repetirles que son muy especiales, que tienen una misión en el futuro, y se preocupan por su salud. Los jóvenes también saben que son estériles y que nunca tendrán hijos, de la misma manera que no tienen padres. Kathy, Ruth y Tommy fueron pupilos en Hailsham, y también fueron un juvenil triángulo amoroso. Y ahora, Kathy se permite recordar Hailsham y cómo ella y sus amigos descubrieron poco a poco la verdad. Y el lector de esta novela, utopía gótica, irá descubriendo con Kathy que Hailsham es una representación donde los jóvenes actores no saben que sólo son el secreto terrible de la buena salud de una sociedad.

Llevaba muchísimo, pero en serio muchísimo tiempo con ganas de leer este libro. Vi la película hace aproximadamente dos años y desde entonces no me sacaba de la cabeza que necesitaba leer este libro para ahondar en la historia de Kathy, Ruth y Tommy.

Al inicio del libro nos damos cuenta de que nuestra narradora será Kathy, que nos habla a los lectores directamente y nos dice que lleva más de once años siendo cuidadora. Nos empieza a hablar de Hailsham, el lugar donde recibió educación y creció, donde conoció a sus dos amigos: Ruth y Tommy. Todo nos lo contará rememorando los momentos, a detalle, de lo que vivió cuando era una niña, cuando no sabía para qué había sido creada y todo el mundo seguía el curso normal y natural de su vida. Nos habla del Tommy haciendo rabietas mientras todos se burlaban de él y la Ruth desde entonces manipuladora y mandona que sería siempre... Sin embargo, parece que esa historia no tiene un final feliz.

Esta novela está en el género utopía gótica, y lo menciono porque no hay una manera de resumir en dos palabras todo el contenido del libro. Se nos habla de un mundo utópico donde los humanos han cruzado los límites de la moral para proteger sus vidas. ¿Cuánto vale una vida humana? Tal vez ése sea uno de los puntos centrales que el libro, junto con su autor, intentan abarcar. A través de las páginas nos tomamos el tiempo de conocer una vida idílica, hasta que descubres la verdad.

Kathy recuerda Hailsham con mucho cariño por sus amigos, por la manera en que ella era una niña muy tranquila que siempre le daba la razón a Ruth en todo y por cómo se relacionaba con los demás cuando los temas tabú para ellos salían a flote en una conversación. Había temas que de alguna forma estaba implícito el hecho de que no podían salir a la luz.

Algo que me encantaría recalcar del libro es que no se dejen engañar por la portada: No se habla de un triángulo amoroso en la trama principal y el amor de pareja no es el tema principal. Este libro nos muestra las relaciones muy a fondo, pero sobre todo en lo referente a la amistad, a la convivencia y a la manera en que a veces hay cosas de las que nos damos cuenta cuando ya es demasiado tarde.

No creo que sea una lectura que recomiende a todos, porque me parece que el ritmo del libro y sus descripciones son muy minuciosas, por lo que si alguien está buscando un libro fácil, rápido y emocionante no creo que lo encuentre en esta novela. Sin embargo, si alguien está buscando un punto de reflexión, un punto de análisis en las relaciones que se muestran todos los días. Sí, este libro es ideal.

En conclusión, es un libro que a mí me gustó mucho, pero que disfruté más los matices que la historia en general. Es fascinante, eso es todo.

Jamás se me pasó por la cabeza que nuestras vidas, hasta entonces tan estrechamente vinculadas, pudieras llegar a separarse tan drásticamente a raíz de aquello.

Pero supongo que para entonces ya existían poderosas corrientes que tendían a separarnos, y que sólo fue necesario un incidente como el que he relatado para que la ruptura se hiciera definitiva. Si hubiéramos entendido esto entonces, quién sabe, a lo mejor habríamos conservado unos lazos más fuertes.

Pág. 245

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